18.1.06

Diálogo VIII: Pasión por Homero

Nos hemos bajado al Peloponeso Areánides y yo a dar una vuelta; tras pasar por Nauplia, primera capital de la moderna república griega, nos hemos venido a la vieja ciudad de Micenas, y Areánides y yo hemos hablado de una interesante historia de pasión, antes de que el lugar se llene de japoneses.

IGS.- Si tuviéramos que creer a Homero, aquí empezó todo... Aquí y en Esparta, vaya.
Heinrich Schliemann descubrió Troya y MicenasAREÁNIDES.- Qué curioso eso de que si tuviéramos que creer a Homero. ¿Tan improbable te parece?

IGS.- ¿Mi escéptico favorito sustenta la historia en la poesía?
AREÁNIDES.- Aparte de que, cuando menos, cierta poesía se debe a un momento histórico y puede reflejarlo, la obra de Homero dio lugar, unos treinta siglos más tarde, a uno de los más importantes hallazgos históricos de Grecia, tierra por lo demás feraz en este tipo de yacimientos.

IGS.- No te enrolles, que ya sé que hablas de Heinrich Schliemann.

AREÁNIDES.- Es que, querida Ioanna, es una historia fascinante; el sueño de todo amante de la historia, o de cualquiera que haya leído esos libros con arrobo; te lo dice uno que se bebió la descripción de todas las naves griegas.

IGS.- Leí por ahí que había sido vendedor de ultramarinos. Pensé: de vender arenques a encontrar las joyas del mundo antiguo... Pero luego leí que también había sido marino mercante, y que hablaba varias lenguas. Vaya, que no en todos los vendedores de colmados hay un Indiana Jones.

AREÁNIDES.- Ya... Él, ferviente admirador de Homero, sostenía que Troya había existido de verdad, así como Micenas, ciudad ésta última que se sabía que existía. El gremio de arqueólogos al completo tenía agujetas crónicas, de tanto reírse.

IGS.- Ya, pero el que rió último, rió mejor: cerca de Estambul se encontraron varios estratos de una misma ciudad, de la que se dijo que tenía todas las papeletas de ser Ilión...

AREÁNIDES.- Las tumbas de Agamenón y Clitemnestra (o así llamaron a los cadáveres) disuadieron a los últimos escépticos que pudieran quedar...

IGS.- Así como los distintos tesoros que se fueron encontrando. Parte están en el Museo Aequeológico de Atenas...
Se acercan hordas heterogéneas de turistas con shorts, salacots (¡en Grecia!) y cámaras (del fresco cretense a la foto digital sólo hay veinticinco siglos), y, sin tener que ponernos de acuerdo, decidimos marcharnos:

AREÁNIDES.- Vamos volviendo...
La micénica puerta de los leones
Ya Micenas ha quedado atrás; desde lo alto de la loma, se ve el mar: hacia el este, navegando, podríamos llegar hasta Ilión. Heinrich Schliemann, persiguiendo sus horas de lectura, llegó, excavó y demostró al mundo que tenía razón...

IGS.- Un poco como El código da Vinci, pero el lector tenía menos documentación...

AREÁNIDES.- Pasaré por alto la comparación de la Ilíada con el panfleto aquél... Aunque, a juzgar por los resultados obtenidos, Homero era más fiel a la realidad.

IGS.- Y a la literatura...

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