9.10.05

Diálogo III: Zeus Olímpico

Areánides y yo nos hemos ido a pasar el fin de semana a Olimpia: cogimos un carro de origen francés, y nos plantamos en la ciudad tras surcar los mil meandros de los caminos del Peloponeso -una vez allí, supimos que por Patras hubiéramos llegado mejor, al menos ya sabremos por dónde volver-.

Paseamos entre los olivos (como en una película de Abbas Kiarostami) hasta que llegamos a lo que me quería demostrar: el taller de Fidias.

AREÁNIDES.- Tú que tienes vistas al Partenón desde ni se sabe, aquí trabajaba el que esculpió esos frisos y esas metopas que ahora andan esparcidas por Atenas e Inglaterra.

IGS.- Vaya, resulta extraño pensar en un laboratorio de arte.

AREÁNIDES.- No sé hasta qué punto se experimentaba, aunque sin Fidias, quizás la escultura del Renacimiento no habría tenido la misma fuerza. Es una pena, lo que luego le ocurrió a este lugar...

IGS.- Explícate, mi buen Areánides.


Restos del taller de Fidias
AREÁNIDES.- Con los furores de la nueva religión, todos los restos de panteísmo fueron destruidos, y esta cuna de obras de arte fue convertida en iglesia paleocristiana. Mira esa valla.

IGS.- Parece que separe el altar del resto de la nave...

AREÁNIDES.- Y quizás separó una etapa de tolerancia religiosa como fue la clásica por otra de oscurantismo...

IGS.- Supongo que es el furor que conduce a los que acaban de descubrir una Verdad Absoluta.

AREÁNIDES.- Sí, la verdad absoluta de unos cuantos que temen que no sea lo suficientemente fuerte como para resistir el envite del desacuerdo. Una verdad tan absoluta que se pueda desmontar con un argumento... o con una estatua.

IGS.- Lo cierto es que tantos griegos como romanos podían tener muy a gala una feroz tolerancia religiosa...

AREÁNIDES.- Todo valía en su panteón. Tanto es así, que incluía el dios desconocido; Pablo de Tarso introdujo este nuevo dios en su panteón, y con nocturnidad decapitó al resto y se quedó con el panteón para él solo... Sus acólitos destruyeron las estatuas del antiguo culto, auspiciados por el emperador Teodosio...

IGS.- La acrópolis y su museo están llenos de estatuas desnarigadas...

AREÁNIDES.- Sin embargo, ninguna destrucción fue tan cruel como la del Zeus crisoelefantino de aquí, de Olimpia.

IGS.- ¿Zeus crisoelefantino?

AREÁNIDES.- Una estatua de siete metros hecha de oro y marfil, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Llevada a Constantinopla tras la prohibición de paganismo, ardió en un incendio.

Así hubiera sido el templo de Zeus Olímpico con la estatua de Fidias

IGS.- Tantos elefantes muertos para nada...

AREÁNIDES.- Sin embargo, yo creo que el espíritu panteísta de los pueblos del Mediterráneo no está perdido... No todo cayó con las estatuas...

IGS.- ¿Qué permanece?

AREÁNIDES.- No se reverencia a dioses pero sí a los santos, diversos y especializados como un buen dios grecorromano...

IGS.- Y el mismo joie de vivre de nuestros clásicos...

AREÁNIDES.- Lo dicho, no todo está perdido. ¿Vamos yendo hacia Patras?

Dicho lo cual, salimos del recinto olímpico y nos dirigimos al carro con el sano objeto de volver a Atenas, nuestro hogar.

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Comentarios:
Siempre me ha hecho cierta gracia eso de que dios sea uno (oficialmente) pero que a nivel popular el plantel de "dioses" y "diosas" no sea tan distinto de los romanos o griegos. Hay diosas de la lluvia (Sta. Bárbara, para conductores de cuádrigas (San Cristóbal), para casi todo está la advocación de una divinidad. Eso sin contar las innumerables fiestas paganas reconvertidas en cristianas: pura mercadotecnia. Y muy eficaz.
 
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